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Nueva edición de El Argumento

Escribir un libro es, de alguna manera, desnudar parte de nuestra intimidad. Un libro es un acto de creación en el que te dejas algo de lo que eres, de lo que piensas y de lo que sientes para entregárselo a aquellos que tienen la generosidad de regalarte su tiempo y compartir contigo aquello que quieres contar.

El Argumento Bolsillo

Quizá por eso tienes un cierto sentimiento de culpa, pues te preguntas con demasiada frecuencia si a quien te lee le devuelves con creces lo que te entrega. El único consuelo es que uno no es culpable por lo que hace, sino por la intención con lo que lo hace; nuestras culpas residen en nuestras intenciones. En mi caso puedo asegurar que esa intención no tiene otro matiz que el de compartir aquello que, en algún momento, la vida me enseñó. Que sea interesante o no es otra cuestión; que, por cierto, no influye en la adjetivación de la intencionalidad con la que se hizo.

Cuando apareció la primera edición de este libro (edición de lujo), se lo regalé a mis amigos. En parte, supongo, para que el sentimiento de culpa fuese mucho menor; al menos no habían tenido que sacar dinero de su bolsillo. También, ¡por qué no!, porque sentía cierto orgullo hacia esa obra mía.

Una noche, mientras cenábamos en casa de uno de ellos, se me acercó su padre y me dijo: “El libro me encanta, ¡de verdad!, pero quería preguntarte si todo lo que dices, lo que recomiendas; ¿tú lo cumples?

Recuerdo que me quedé sorprendido y tarde unos segundos en responder. “No, ¡claro qué no!, – le dije con rotundidad – si así fuera sería un ser extraordinario y puedes comprobar que no he pasado de la calificación de normal”. Me miró, me puso la mano sobre el hombro y me dijo; “ahora me gusta más”.

No quise en aquel momento, ni por supuesto ahora, decir que vivo de espaldas a lo que escribo o pienso. Lo que quise decirle, y por eso mi tardanza en contestar, es que, no solo creo profundamente en eso que escribo y recomiendo, sino que esas son mis metas. Otra cosa es que alcance el nivel de cumplimiento que me gustaría.

La edad, ese paso inexorable del tiempo, me ha convencido de que ser consecuente es ser una “rara avis” en el mundo actual; entendiendo que ser consecuente es conseguir la armonía entre lo que siento y lo que hago. Y es ahí donde busco siempre el camino a transitar; que mi sentir, es decir, mis más profundas convicciones, y mi hacer, es decir, mis actos, se busquen constantemente.

No es muy habitual – quizá ese es uno de los dramas de las crisis que nos azotan – encontrar personas cuyos sentimientos concuerden con su existencia. Yo, si me lo permiten, lo intento todos los días, aunque no siempre con éxito. Por eso este libro no es una lección, es una búsqueda que me permita llegar a ser consecuente; entre otras cosas porque no quiero ser quien no soy. No me interesa ser distinto de lo que soy. No por bondad o humildad sino porque no quiero que mi corazón sufra ese desaliento. Estoy seguro que la vida no soporta ser quien no eres. Podemos soportar muchas cosas, incluso la muerte de quien amamos, pero, me parece imposible vivir sin soportar quienes somos para nosotros mismos y para quienes queremos.

De ahí nace este libro; de sentimientos, de convicciones. Es un libro escrito con el corazón y repasado con la razón. Un libro que solo pretende conseguir que quien lo lea reflexione y disfrute; por eso elegí el relato corto como fórmula.

Mi deseo es que al finalizar su lectura les haya llegado al corazón porque si algo importa en nuestra vida es lo que queda en nuestros corazones, pues eso define, en gran medida, nuestra felicidad.

¡Gracias! Es lo último que puedo decirles. Gracias por su generosidad y por invertir su tiempo en esta lectura. Espero que, a partir de aquí, el viaje sea amable y tranquilo y que mientras leen cada uno de los relatos sientan que algo les queda y ayuda.

Solo me resta despedirme citando a uno de los más extraordinarios escritores, D. Jorge Luis Borges, él siempre decía:

“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”.

Hasta siempre.

junio 16, 2015
1 Comentario
0

Un comentario

  • Christian González

    junio 16, 2015 Responder

    Estimado Juan mateo
    Como siempre es un gusto leer tus opiniones tus ideas.
    Ok ala y me recuerdes nos conocimos en los congresos de seguros monterrey en las vegas y acapulco .
    Saludos de parte mía y de mi esposa angelica .
    No dejes por favor de hacer esto que haces tan bien.
    Y felicidades por tu libro espero pronto leerlo.

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