… Dame recetas. Esa petición, explícita o implícita, es una de las que más se oyen cuando intentas que las personas reflexionen y saquen conclusiones por si mismas.
Muchas personas que acuden a formarse van con ese objetivo, ¡conseguir una receta!, y así conseguir el milagro que no existe. Piden soluciones inmediatas a problemas que requieren reflexión y tiempo. No podemos olvidar que las cosas verdaderamente importantes necesitan la cooperación del esfuerzo prolongado, el pensamiento como prólogo de todo acto y el necesario paso del tiempo.
A mucha gente le encantaría tener una varita mágica que les permitiera convertir sus deseos en realidad de forma inmediata, pero la varita no existe. ¡Cómo bien sabemos!
Esta frase delata que muchas personas no quieren pensar, quieren actuar sin más, sentir la inmediatez de la acción sin necesidad de pasar por el tamiz de la reflexión y sortear el esfuerzo que requiere todo proyecto digno de llamarse así. Del mismo modo que el pensamiento precede a la acción, cuando esta es inteligente, la ausencia de pensamiento suele ser la antesala de una acción que acaba en desastre. Pensar es, sin duda, el trabajo más difícil que existe, lo bueno es que siempre tiene efectos secundarios beneficiosos. Por ello, dar ideas es ayudar a los demás a pensar y comprender su entorno y ver cómo se puede transformar esa realidad para hacerla más amable y acogedora.
Dar ideas es mucho más efectivo que expedir recetas, el problema es que la recompensa tarda más en llegar. Esto hace que los amantes de lo inmediato desestimen las ideas en aras de una supuesta urgencia.
Si una persona quiere saber la hora porque no tiene reloj, puede actuar de dos formas distintas. La primera es preguntándome qué hora es (receta); la segunda es pedirme que le ayude a resolver el problema de no tener reloj (ideas).
Un viejo proverbio dice que si un hombre tiene hambre y le das un pez, evitarás su pobreza un día. Si le enseñas a pescar, se lo resolverás toda la vida pero si mis ideas le inspiran a construir una fábrica de cañas, creará empleo, valor y riqueza para la sociedad en la que vive y para él mismo.